En 2023, la psicología ha visto cómo se cumplía uno de sus grandes hitos: abrir servicios propios de la psicología clínica en los hospitales públicos. Los primeros en hacerlo, no solo en Cataluña sino también en España, han sido el Hospital de Bellvitge y el Hospital General de Granollers. Hemos hablado con Susana Jiménez-Murcia y Raquel Cuevas, las psicólogas clínicas jefas de estos dos servicios, respectivamente, sobre el camino andado, la situación actual y sus próximos retos de futuro.
Psiara: ¡Enhorabuena a las dos! Ya era hora de que los hospitales empezaran a tener servicios propios de la psicología clínica.

Susana Jiménez-Murcia: Fue una iniciativa muy valiente del Hospital de Bellvitge que nos permitirá dar respuesta a muchas necesidades que hay en los hospitales como, por ejemplo, malestar emocional, dolor crónico, adherencia a tratamientos, aceptación de situaciones vitales traumáticas… Tener esta independencia nos facilitará mucho las cosas. Que la psicología clínica pueda tener su papel como una disciplina independiente es un paso de gigante.
Raquel Cuevas: Por fin se nos equipara a otras profesiones sanitarias, con mucha más historia en el ámbito de la salud pública. Cada vez más, estamos donde tenemos que estar.
P.: ¿Por qué creéis que ha ocurrido precisamente ahora?
S. J.: Por la confluencia de muchos factores: hemos pasado una pandemia, hemos visto como el valor de la psicología clínica ha crecido muchísimo y la población lo ha reclamado, y nuestro hospital ha visto la necesidad de cuidar no solo de los pacientes, sino también de sus profesionales.

R. C.: Ahora es un buen momento para las profesiones sanitarias, para hacer patente su necesidad, muy especialmente en el ámbito de la salud mental. Es un momento coyuntural para fidelizar a profesionales, tener proyectos y podernos implicar más en nuestros centros. Creo que fidelizar profesionales forma parte de esta estrategia de futuro del hospital.
Además, cada vez hay más interconsultas. Si hacemos el análisis de todas las que hemos recibido a lo largo de los años, después del covid quizás hemos pasado de 300 a 1.500. Cada vez más, todas las demás profesiones ven la necesidad de que el paciente esté atendido a nivel psicológico, incluso por un tema de eficiencia, y es que quizás ese paciente salga antes de alta, porque esté menos angustiado y se encuentre mejor. Y, de alguna manera, esta lucha de la visibilidad en la atención al paciente en la cual siempre he participado, es lo que ha acabado dando como fruto este servicio de psicología.
“Que exista el servicio de psicología para mí es una recompensa personal y un gran avance para la profesión” – Raquel Cuevas
P.: ¿Cómo fue el momento en que os comunicaron la noticia?
S. J.: La petición vino de Gerencia y Dirección Médica del hospital. Nos reunieron y nos dijeron: “Esta actividad asistencial, de investigación, docente, que estáis haciendo para las unidades, la queremos de forma transversal en todo el hospital. Es decir, queremos que también podáis estar presentes en la unidad básica de prevención, que respondáis a la interconsulta de paciente ingresado, del paciente ambulatorio de diferentes servicios médicos y quirúrgicos del hospital, de la UCI… Preparad una memoria, mirad cómo se podría hacer y, si vosotros pensáis que es posible, creemos que la mejor forma es que seáis independientes. ¿Qué os parece?”. Y nosotros -yo y mi compañero Fernando Fernández Aranda, que era director de la Unidad de TCA- dijimos: “¡Muy bien!”. Primero con incredulidad. ¡No nos lo esperábamos en absoluto!
R. C.: En nuestro caso era una lucha que llevábamos a cabo junto con otras unidades. Nos convocaron desde Dirección de Personas y Dirección Médica y nos dijeron: “Finalmente, desde este mes, pasáis a tener todas las atribuciones de jefe de servicio, vuestras unidades son servicios, y a partir de ahora tendréis las mismas prestaciones que cualquier otro servicio”. Y todos los que estábamos allí estuvimos muy contentos. Yo sí me lo esperaba, pero quizás no ahora.
P.: ¿Hacía mucho tiempo que lo reclamabais?
S. J.: Honestamente, no. Era un escenario que no podíamos ni imaginar, a pesar de que en el Hospital de Bellvitge ya contábamos con la unidad de TCA y la de Adicciones comportamentales, con mucho volumen asistencial y de investigación, y que ya estaban lideradas por profesionales de la psicología clínica y no por psiquiatras. Pero es verdad que hacía muchos años que íbamos recibiendo peticiones de interconsulta a nivel de psicología, que entonces se redirigían al servicio de psiquiatría y desde allí se reorientaban a la Dirección Médica del hospital.
R. C.: En el Hospital General de Granollers sí hacía tiempo que pedíamos poder ser servicio, porque teníamos toda la autonomía necesaria para hacerlo. De hecho, las interconsultas ya iban dirigidas a nosotros directamente y teníamos la capacidad de resolver cualquier visita de manera independiente. A todas las unidades les pasaba el mismo, y por eso todas habíamos “hecho bloque” para pasar a ser servicios: reumatología, endocrinología, neurología… Me ha gustado poder crecer juntos y que entendieran que yo era tan necesaria como ellos.
P.: ¿Qué diríais que faltaba en vuestros hospitales antes de que naciera vuestro servicio?
R. C.: Antes no teníamos autonomía, estábamos bajo el “paraguas” jerárquico del servicio de psiquiatría del Complejo Asistencial en Salud Mental Benito Menni. Y, ahora, voy a las juntas de directores de servicio, somos un servicio más, con sus necesidades y sus contraprestaciones, y espero a la larga poder tener también un jefe clínico. Además, desde que somos servicio, podemos tener una prospección en el tiempo más amplia, a años vista, y espero que podamos ofrecer una cartera de servicios cada vez más amplia.


S. J.: Ahora tenemos más capacidad de decisión. Y, ojo, que en nuestro servicio las cosas nunca han sido complicadas en ese sentido, las dos unidades que explicaba antes teníamos autonomía para salir adelante. Pero sí es verdad que ahora tenemos la independencia para poder decidir intervenir con otras áreas y servicios médico-quirúrgicos, poder ser una disciplina diferente en el hospital, que no es medicina.
P.: ¿Habéis cambiado mucho a nivel de procesos? ¿Varía, por ejemplo, el itinerario de los pacientes?
R. C.: No. Es solo un tema de proyección interna. A los pacientes les da igual que sea unidad, servicio o área. Es más un tema de nomenclatura, de sueldo, que también es importante, pero no afecta a la clínica.
S. J.: Sí, ha habido cambios. Las peticiones de interconsultas, de pacientes ingresados en alguno de los servicios del hospital, ahora llegan directamente, y el número ha crecido rapidísimo, como también la atención a los profesionales a través de las unidades básicas de prevención, la medicina del trabajo, la evaluación, y la intervención y colaboración con diferentes servicios: nefrología, trasplante renal, pacientes con problemas cardíacos, reumatología… Es decir, desde diferentes unidades se aplaudió esta iniciativa porque hacía mucho tiempo que necesitaban la figura de un psicólogo clínico integrado o colaborando con la atención psicológica de sus pacientes. Por otro lado, algunas peticiones han venido más por los equipos multidisciplinarios de los cuales formamos parte, y otros donde no colaboramos tan integrados nos derivan los pacientes.
“Realmente ha sido muy bien acogido por todo el hospital, por todos los servicios” – Susana Jiménez-Murcia
P.: También es muy destacable el hecho de que las dos responsables de estos nuevos servicios seáis mujeres. ¿Sentís que lo habéis tenido más difícil para llegar a vuestro cargo actual?
S. J.: En absoluto. Creo que en nuestro hospital ser mujer es un factor positivo. Pero es verdad que yo hablo más desde la perspectiva clínica que desde la investigación. Y también es una realidad que en las bases vemos muchas mujeres y, luego, a medida que subimos a la escala de responsabilidad, cada vez hay más hombres.
R. C.: De cara a mi aspiración profesional, no lo he notado. Lo que sí noto es que me dicen muchas cosas que, si fuera de otro servicio, no me dirían. Por ejemplo, ves que no le dan el mismo valor a una entrevista psicológica que a una prueba de neumología. Y ahí tienes que defender que igual, si no se le hace la prueba psicológica, no podrán operar a esa persona. Al final, creo que he luchado más como psicóloga que como mujer.
P.: ¿Todos los hospitales deberían seguir vuestro ejemplo?
R. C.: Yo espero que ocurra. La psicología tendría más visibilidad y más prospección de cara a asimilarnos a otros servicios, como neurología, psiquiatría, cardiología o cualquier otra, que en el fondo es lo que somos.
S. J.: Yo tengo la sensación de que esto tendrá un efecto dominó. Para la psicología supondría progreso, avance, crecimiento, evolución, dar impulso a muchas iniciativas. Es posible que muchos hospitales, a nivel de psiquiatría, sean sensibles a todo el trabajo que están haciendo los psicólogos y estén absolutamente integrados. No lo dudo en absoluto. Pero el hecho de ser independientes permite poder decidir, tener capacidad de planificación, autonomía y liderazgo.
P.: Hablando de retos, ¿cómo estáis viviendo el déficit de especialistas?

R. C.: Como todo el mundo, con muchas dificultades para encontrar profesionales, ni sanitarios ni clínicos, con la pericia necesaria. Ha habido plazas que se han declarado desiertas y, por eso, a pesar de que priorizamos a los profesionales con la especialidad, si no los encontramos cogeremos a sanitarios, porque necesitamos cubrir estas plazas.
S. J.: Con muchísima preocupación. De hecho, en estos momentos tenemos la posibilidad de crecer como plantilla, pero cuesta mucho. Yo voy preguntando, voy enviando las ofertas de trabajo a compañeros y me dicen “No, si nosotros estamos igual: necesitamos dos psicólogos clínicos, los podemos contratar ahora mismo, y no los encontramos”. Es un problema muy serio.
P.: ¿Cuál creéis que sería la solución?
S. J.: Ampliar el número de plazas de psicólogos clínicos. Seguro que hay muchas soluciones diferentes, pero indudablemente se tienen que ampliar las plazas PIR, porque la demanda es importantísima y no hay suficientes especialistas.
R. C.: Exacto, habría que crear más plazas. Si en vez de las 231 que hay este año fueran 3.000, evidentemente tendríamos solucionado el problema. Y ahora que hay más conciencia sobre la importancia de la salud mental, es un buen momento para crear más plazas PIR y mucha más bolsa de profesionales especialistas.

P.: Volviendo a vuestros servicios, ¿qué objetivos os habéis marcado a medio plazo, pongamos, de aquí a 5 años?
S. J.: El mismo que hemos conseguido con las unidades de TCA y Adicciones comportamentales: llevar una actividad de investigación muy importante, en muchos proyectos competitivos, tanto nacionales como europeos e internacionales (en el último año hemos conseguido una media de 50 artículos publicados). Queremos una asistencia basada en la excelencia y en la evidencia empírica, y que todo esté respaldado por una actividad de investigación importante, y también docente, con nuestros estudiantes de pregrado y de posgrado. Por tanto, estas tres patas son fundamentales: clínica, investigación para innovar y ser punteros, y docencia acompañándolo todo.
R. C.: Al menos ser el doble de los que somos y ampliar nuestra cartera de servicios. Y, a nivel hospitalario, me gustaría que el vínculo con la primaria fuera bidireccional porque, de esa manera, podemos ofrecer una atención integral y no acabamos siendo salud mental, es decir, podemos tratar, por ejemplo, un duelo antes de que se convierta en patológico. Teniendo en cuenta que te dan 16 semanas por el nacimiento de un hijo pero solo 3 días si se muere… Una persona que haya pasado por eso no tiene una enfermedad, pero en función de la atención que reciba puede acabar siéndolo. Y, por último, ahora que por fin empezamos a hablar del burnout de los profesionales sanitarios, tenemos una psicóloga incorporada en Riesgos Laborales desde noviembre de 2022.
P.: ¡Se os ve con las cosas muy claras!
S. J.: Cuando te dicen “Los psicólogos clínicos vais a liderar este proyecto” y son los primeros en dar este paso tan valiente, solo puedes decir que sí y tener palabras de agradecimiento, porque nos podrían haber dicho: “Queremos psicología clínica transversal en todo el hospital, pero continuáis con las mismas condiciones”. Además, después ha venido la coordinación del Plan de Salud Mental Territorial de la Metropolitana Sur, con lo cual el compromiso y el reto son muy importantes, como también las ganas de hacerlo muy bien.
R. C.: Yo invito a salir de la política de la queja y empoderarnos en cómo somos de importantes en la atención sanitaria global en todo el ámbito sanitario. Desde la atención a pie de cama hasta la más social, pasando por la gestión más micro (hospitalaria) y la más macro (presentarse a un puesto de jefe de Dirección Médica). Creo que tenemos una visión muy global de las cosas, humanística, estadista, de eficiencia y eficacia. Tenemos muchos conceptos integrados en nosotros, somos una profesión muy versátil que puede hacer muchas cosas. Y nos lo tenemos que creer más y salir adelante. La gran mayoría de esfuerzos acaban dando su fruto. Al menos, que nadie nos pueda decir que no lo hemos intentado.
Susana Jiménez-Murcia es psicóloga clínica, doctora en psicología, profesora agregada de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la UB y, desde hace unos meses, jefe del Servicio de Psicología Clínica del Hospital de Bellvitge y coordinadora del Plan de Salud Mental Territorial de la Metropolitana Sur. Previamente fue directora del programa de la Unidad de Adicciones Comportamentales del Hospital de Bellvitge.
Raquel Cuevas es psicóloga clínica, neuropsicóloga del Hospital General de Granollers y responsable del Hospital de Día Sant Jordi. Desde el 1 de julio de 2023 trabaja como jefe del Servicio de Psicología del Hospital General de Granollers. Previamente fue jefe de la Unidad de Psicología del mismo hospital y presidenta de la Comisión Deontológica del COPC.
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